12 feb 2011

Por los siglos de los siglos


Cuenta la leyenda, que después de la creación, Dios se reunió con Adan y Eva y le dijo:

-Todo lo que veis a vuestro alrededor os lo dejo para vuestro goce, la frutas más jugosas, las flores mas bellas, el agua de los ríos para solazaros . Los animales estarán a vuestro servicio, respetadlos como criaturas mías que son, y os darán alimento para el cuerpo y el espíritu, amaros el uno al otro porque yo bendeciré vuestro amor y os colmaré de hijos que alegrarán vuestra juventud y cuidarán vuestra vejez . Solo una cosa tenéis vedada, nunca acerquéis vuestros labios de tal manera que podáis beber el uno del aliento del otro, si así lo hacéis, un poder diabólico se extenderá por vuestra sangre y moriréis de inmediato, recordadlo bien, porque ni yo tengo el antídoto para ese veneno.

Pasaron los días entre juegos y escarceos, bañando sus cuerpos en las cristalinas aguas, y probando de todos los frutos al alcance de su mano.

Una tarde que Adán estaba descansando bajo un manzano, se le acercó Eva acariciándole el rostro con sus largos cabellos, Adán la atrajo para sí, y en ese momento sintió como una fuerza arrebatadora le empujaba hacia los labios de su esposa, trato de resistirse, pero un aliento cálido y embriagador le cegó los sentidos, sus labios se unieron en un beso de fuego, y sus lenguas se abrazaron como dos amantes en celo, perdió el sentido del tiempo y todo su cuerpo se incendio como nunca antes había sentido. Las palabras de Dios se perdieron entre los pechos de Eva.

En ese momento se apareció un Yavhe colérico y blandiendo la espada de la muerte les increpó con voz de trueno:

-¡Habéis osado desafiarme!, os entregué todo, os di de todo de lo que yo podía gozar, solo os prohibí lo único que hasta a mí me ha estado vedado .

A partir de ahora, tú Adán, desearas ese beso con todas tus fuerzas, pero Eva te lo negará Siempre., Te lo hará rogar, suplicar, y cuando lo consigas, su goce te durará menos que una flor de Mayo, se deshojará y se marchitará hasta que no te sepa a nada. Toda tu vida será la eterna búsqueda de este beso sagrado que acabas de profanar, y vagarás como alma enpena tras una quimera hasta que tus labios se quiebren con el rictus de la muerte.

Desde entonces, los hombres buscan los labios de la mujer con incontenible deseo, los poseen y al poco, parten arrastrados por la maldición ancestral. Solo algunos afortunados comprenden alcanzando el beso supremo , que el amor le ha redimido, que ya no necesitarán seguir vagando que el aliento del paraíso se enciende en la boca de la mujer que aman.